La acidez en el embarazo

La acidez en el embarazo

¿Sientes una sensación de quemazón que asciende por el medio de tu pecho llegando a veces incluso hasta tu garganta? Si es así, estás experimentando acidez o pirosis, un síntoma muy frecuente durante el embarazo.

¿Sientes una sensación de quemazón que asciende por el medio de tu pecho llegando a veces incluso hasta tu garganta? Si es así, estás experimentando acidez en el embarazo o pirosis, un síntoma muy frecuente durante la gestación.

Esta sensación se produce por el paso de los ácidos naturales del estómago hacia el esófago. Es muy normal que la sientas especialmente al acostarte, toser, agacharte; pudiendo ser más fuerte cuando levantas peso o vas al baño.

Causas de la acidez en el embarazo

Si bien no es exclusiva de las embarazadas, la acidez en el embarazo es muy frecuente por dos razones:

Por un lado, al crecer tu bebé en tu panza va creando un poco de presión en el abdomen, lo que facilita que los ácidos gástricos suban.

Por otro lado, las alteraciones hormonales pueden producir que la parte muscular que separa el esófago del estómago (cardias) sea menos firme, lo cual sumado al aumento de la presión favorece el pasaje del contenido del estómago hacia el esófago y así se produce la sensación de acidez. Este reflujo gastro-esofágico puede incluso producir la aparición de alimentos en tu boca sin que haya esfuerzo de vómito.

En general a pesar de su frecuencia no requiere que tomes mayores medidas para ser controlado y raramente es una complicación grave del embarazo. Lo puedes combatir utilizando almohadas para dormir, levantando aproximadamente 20 cm la cabecera de tu cama, no usando ropas ajustadas y acostándose después de 2 hs de tu última comida.

En caso de que esta sensación sea muy fuerte podrías necesitar tomar algún antiácido, pero estos siempre deben ser recetados primero por tu médico.

¿Por qué se presenta la infección vaginal en el embarazo?

Durante los meses de gestación, se producen cambios en el pH vaginal. Por esta razón, los especialistas consideran que es la etapa más vulnerable para la proliferación de bacterias.

Durante los meses de gestación, se producen cambios en el pH de la mujer, por esta razón, los especialistas consideran que es la etapa más vulnerable para la proliferación de bacterias, es decir, de una infección vaginal en el embarazo.

El embarazo representa un período de cambios para toda mujer. Es una etapa en la que todo se modifica. Desde las variaciones más perceptibles como la ansiedad y el aumento de peso hasta alteraciones del organismo poco conocidas, como las infecciones vaginales.

El papel de las hormonas y la infección vaginal en el embarazo

Durante los 9 meses de gestación, el nivel de hormonas femeninas cambia y afecta directamente al pH del área genital. En lo cotidiano, el pH de la zona vulvar es ácido e inferior al de otras partes del cuerpo, y se sitúa en un rango de 3.8 a 4.2, con la finalidad de impedir el crecimiento de bacterias.

Durante el embarazo la futura mamá protagoniza diversos cambios hormonales que comprometen directamente la capa protectora ácida. De esta manera, la variación a un pH mayor a 4.2 puede alterar el equilibrio en detrimento de la flora habitual, lo que deja espacio a la proliferación de gérmenes patógenos. Por esta razón, los 9 meses de gestación representan una de las etapas más vulnerables de la mujer para adquirir infecciones del tracto ginecológico.

Cómo protegerse de una infección vaginal en el embarazo

Es necesario que toda mamá tome cuidados especiales para mantener su zona íntima limpia y protegida durante esta importante etapa de la vida.

Entre las principales recomendaciones se encuentran:

  • Usar ropa interior de algodón.
  • No utilizar ropa muy ajustada o de materiales sintéticos.
  • Lavar la ropa interior con jabón de barra y enjuague, sin dejar residuos.
  • Lavar la zona íntima con un jabón especial con pH ácido que limpie, hidrate y ayude a prevenir infecciones del área vulvoperineal.
  • No se recomienda utilizar desodorantes íntimos, talcos, aromatizantes ni sales de baño o burbujas.
  • Evitar traumatismos de la región genital como el rasurado, la depilación o fricción.
  • Si se observan cambios en el flujo vaginal, prurito, ardor o mal olor, no automedicarse y consultar al ginecólogo u obstetra.